Diecisiete días después de la toma de posesión como alcalde de la ciudad, Juan Ignacio Zoido visitó el asentamiento chabolista más antiguo de España, el Vacie, donde anunció que entrará una cuadrilla para acometer un plan especial de limpieza y otra para desbrozar y quitar los matorrales de toda la zona, donde viven en torno a 400 familias, unas 3.000 personas, en condiciones infrahumanas, según las propias palabras de los gitanos que se reunieron con el alcalde. Sentados junto a la delegada de Familia y Asuntos Sociales, Dolores de Pablo-Blanco, en torno a una mesa que se colocó en lo que se denomina la «zona central» del poblado chabolista, el alcalde; su asesor para estos asuntos, Juan José Cortés; y algunos patriarcas entraron en materia. Para los gitanos la prioridad es clara: «Queremos pisos, para vivir como las personas normales y poder salir de aquí», dijeron tanto los gitanos viejos, como las mujeres que rodeaban al grupo.
El alcalde escuchó pacientemente las quejas y demandas de los chabolistas y fue tajante y claro: «Las viviendas serán lo último, el salto definitivo, pero antes hay que dar una serie de pasos firmes, en los que se comprometa el Ayuntamiento y también vosotros».
El alcalde dijo que va a tratar de consensuar el plan especial con la oposición, pero aseguró que la semana próxima se volverá a reunir con los portavoces del poblado que sus moradores designen para que ambas partes pongan por escrito sus compromisos. No dio plazos para que el Vacie pase a ser historia —«porque eso necesita un tiempo razonable»—, pero anunció que hoy mismo entrarán cuadrillas a limpiar, porque ahora todo está lleno de basuras y también a desbrozar el campo de arbustos, matojos y ramas. Además, el Ayuntamiento tiene previsto ampliar el número de contenedores de basura, de duchas y servicios, poner buzones de correo a la entrada del poblado, establecer un plan adecuado de desratización, continuar con los planes de formación pidiendo ayuda a la Junta de Andalucía y potenciar la búsqueda de trabajo. Todo eso está antes que «los pisos». A cambio, el alcalde reclamó el compromiso de los moradores del poblado y lo primero que exigirá para la próxima reunión de la semana que viene, es que los chabolistas designen a una serie de personas, los patriarcas «y también algunos jóvenes» para que sean los interlocutores con el Ayuntamiento y, a la vez, los responsables de hacer cumplir los acuerdos dentro del asentamiento. Pero eso no fue todo, Zoido les anunció que les exigirá: la escolarización de los niños, que tiren la basura a los contenedores, que mantengan limpio el asentamiento y que no se levanten nuevas chabolas.«Como usted se porte, así nos portaremos nosotros», respondió una de las gitanas mayores que permanecía de pie en segunda fila. No obstante, los patriarcas se mostraron satisfechos por las propuestas del nuevo alcalde y valoraron que entrara en el poblado caminando y acompañado sólo por sus colaboradores. «No ha venido con la Policía —dijo Adolfo del clan de Los Barruelos— y para nosotros eso es muy importante».Realmente, Juan Ignacio Zoido no fue escoltado por la Policía, pero sí se hizo acompañar por alguien muy respetado entre la etnia gitana, porque lo consideran de los suyos, se trata de Juan José Cortes. El que fue conocido por ser padre de la niña Mari Luz, raptada y asesinada, dijo que «se puede conseguir» acabar con el Vacie y explicó que en Huelva se levantó un asentamiento parecido con el proyecto Marismas del Odiel «pero hay que ir por sus pasos». (De A. Estrella Yáñez. ABC de Sevilla